Histrión Teatro al grano con Pinter | 'Traición'
'...El inmenso trabajo de actores que es la pieza deviene por el minucioso trabajo de fondo y la apuesta fuerte que los apuntala desde la dirección. No hay distracción posible en escena a ese trabajo espléndido. Los personajes, la historia, atrapan por completo a cada espectador. Es fascinante ver cómo resuelven escenas, cambios e intervalos, cómo toman a Pinter y van al grano. Un estreno para abrir temporada a celebrar...' [GRANADA HOY]
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Harold Pinter fue uno de los escasos dramaturgos ingleses pertenecientes al llamado "teatro del absurdo". El mismo y muchos críticos se resistieron a que estuviera dentro de esta corriente, tan característica de los años 50 y 60. Una mirada externa a sus obras no lleva a concluir necesariamente que se ajusta a dicha denominación: en sus diálogos, en el diseño de los acontecimientos, en la atmósfera que empaña la escena hay siempre un fuerte aire "realista", algo que al espectador le parece fácilmente reconocible. Aquí no existe la desicologización absoluta de sus protagonistas, ni el lenguaje llevado a la caricatura, ni las historias disparatadas, como ocurre con sus contemporáneos (Beckett, Genet, Ionesco, Adamov).
Sin embargo, sus obras muestran que efectivamente el llamado "universo pinteriano" está atravesado por una dislocación esencial, lejana a cualquier retrato costumbrista de la realidad. Para la mayoría de sus personajes, el mundo externo representa esencialmente una amenaza, y así fue planteado desde sus primeras creaciones (La habitación, El montaplatos, El cuidador y Retorno al hogar). Predominan los ambientes estrechos y cerrados, que a pesar de su miseria, representan un refugio para los personajes.
Las famosas habitaciones de Pinter actúan a la manera de un pequeño cosmos: lugares donde los personajes se sienten a salvo porque todo lo exterior les es ajeno y prefieren acarrear su condición de "extraños en el mundo", antes que arriesgarse a una mayor desintegración. El conflicto es casi siempre subterráneo, indirecto, elusivo, a pesar de la enorme carga de agresividad que esconde.
Ello es apoyado por el particular uso del lenguaje: siempre la comunicación se establece a través de múltiples rodeos y circunvalaciones, evitando los asuntos que les conciernen y les angustian. A través de este recurso se provocan discusiones que pueden llegar a ser irracionales y hasta cómicas, aunque esconden un fuerte elemento de violencia. En este sentido, la dramaturgia de Pinter está emparentada con la visión de la mayoría de los autores teatrales de su época: efectivamente el entorno se ha convertido en algo absurdo... [ de Juan Andrés Peña]
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