Guajira, cante de ida y vuelta...
La guajira flamenca es uno de los estilos que se aflamencaron a partir de un género de procedencia hispanoamericana, y en este caso particular, a partir del punto, ya que su estructura rítmica, melódica y armónica, aunque con notables adaptaciones a la estética flamenca, se encuentra íntimamente relacionada con este género campesino. El aflamencamiento de aires y tonadas procedentes de Cuba cristalizaron a finales del siglo XIX en un tipo de tonada que se dio en llamar guajira, cobrando rango de cante flamenco. El genial cantaor Pepe Marchena en los años treinta evoluciona en sus guajiras hasta llegar a un tipo no bailable y muy melismático con una serie de tonadas que dio lugar a prolíficas derivaciones que sobreviven en la actualidad. Por otra parte, El Piyayo de Málaga recreó a partir de una guajira sus tangos aguajirados llamados tangos del Piyayo, más emparentados con un género llamado guajira-son que con el punto campesino propiamente dicho; y en Cádiz, Chano Lobato las interpreta por bulerías.
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